Wednesday, May 31, 2006

Prueban con éxito en humanos una vacuna contra el melanoma

Después de tres años de seguimiento, el 70% de los pacientes está libre del mal

Un equipo de investigadores del Conicet y de la Fundación Sales, integrado por los doctores José Mordoh, Marcela Barrio, Erika von Euw, Patricia Tschurl e Inés Bravo, acaba de dar un paso importante en la lucha contra el melanoma, un cáncer de piel de incidencia creciente y para el cual existen escasas opciones terapéuticas.

Después de más de cuatro años de investigación, se conocieron los resultados de la primera fase de ensayos clínicos de una vacuna antitumoral, que fue probada en 20 individuos con melanoma que ya habían parado por una intervención quirúrgica. Cada uno de ellos recibió cuatro vacunas a lo largo de los cuatro meses que duró el estudio.

"Un 70% de los pacientes en estadio III (el estadio IV es el máximo) continúan libres de la enfermedad con un seguimiento máximo de tres años", reveló conforme con los resultados obtenidos el doctor José Mordoh, director del estudio que comenzó en 2002.

Habitualmente, el primer tratamiento apenas se detecta este tipo de cáncer es la extirpación quirúrgica del tumor y de una porción de la piel normal circundante. Y, si se comprueba que el melanoma se ha diseminado hacia los ganglios linfáticos aledaños, estos también deben ser eliminados.

"Las estadísticas demuestran que después de la cirugía, un 50 al 70% de los pacientes recaen. Con la vacuna, hemos logrado que después de tres años el 70% todavía permanezca libre de la enfermedad", afirma el investigador del Conicet y ex profesor titular de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires (UBA).

Con fines terapéuticos

Aunque la denominación de vacuna podría hacer suponer que se trata de una sustancia que previene enfermedades, Vaccimel (nombre de fantasía que le han puesto sus creadores) es un medicamento diseñado con fines terapéuticos y, como tal, no reemplaza a otras terapias, sino que las complementa, según señala Mordoh.

En su composición se destacan dos elementos fundamentales para explicar su acción antitumoral. Por un lado, contiene células de melanoma muertas por irradiación, y por otro lado, una sustancia denominada GM-CSF, que es un compuesto químico que tiene la propiedad de atraer hacia el sitio de vacunación a un tipo de glóbulos blancos que es clave para la defensa del organismo: las células dendríticas.

"A estas células, hoy se las considera las más importantes del sistema inmune porque son las que estimulan la producción de defensas específicas en los ganglios linfáticos", sostiene Mordoh.

Según el relato del investigador, la hipótesis sobre el funcionamiento de la vacuna sería la siguiente: atraídas por el GM-CSF, las células dendríticas (cuya misión es atrapar a los antígenos que ingresan al organismo) llegan al sitio de vacunación y, una vez allí, fagocitan a las células tumorales irradiadas, con los antígenos característicos del melanoma.

Luego de "digerir" y "analizar" esas proteínas del "invasor", viajan hacia los ganglios, donde les enseñan lo que aprendieron a otras células especializadas del sistema inmune para que sepan reconocer y atacar el desarrollo del tumor, eliminando las células tumorales residuales.

Pasos a seguir

La primera fase de estudios clínicos se efectúa con un número pequeño de pacientes y permite determinar cuál es la dosis adecuada de la vacuna, si hay toxicidad y cuál es la forma de administración óptima.

Por el tiempo que requieren las sucesivas etapas de experimentación en seres humanos, podrían pasar varios años hasta que la vacuna antitumoral -en caso de aprobarse- pueda ser utilizada ampliamente por la medicina.

En tanto, los resultados obtenidos con Vaccimel para el tratamiento del melanoma, y cuyos resultados se darán a conocer hoy, a las 12, han entusiasmado al grupo de científicos argentinos que ahora quieren usar la vacuna para desafiar a otros tipos de tumor. "Estamos pensando en diseñar un ensayo clínico para el cáncer de mama", adelanta el doctor Mordoh.

Las investigaciones básicas del proyecto se realizan en el Instituto Leloir, en el Instituto de Investigaciones Bioquímicas Buenos Aires, del Conicet, y en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, con la colaboración de la doctora Rosa Wainstok.

En cambio, los ensayos clínicos se desarrollan en el Centro de Investigaciones Oncológicas-FUCA y en el Instituto Alexander Fleming, donde también participan los doctores Reinaldo Chacón y Julio Kaplan.

Desde el comienzo de los trabajos de investigación, la Fundación Sales aportó más de dos millones de dólares, reunidos gracias a la ayuda desinteresada de más de 45.000 donantes. "Aunque sea en el marco de un estudio clínico, estamos dando respuesta médica y humana a mucha gente", opina Mordoh. En 2006, el quipo realizará un estudio randomizado en más de 100 pacientes.

Fuente: La Nación